Fragmentos de "El misterio
de la Atlántida"
de Charles Berlitz.
Su nombre mismo evoca un enigmático sentimiento de familiaridad y memorias perdidas, lo que es natural, puesto que nuestros antecesores han hecho conjeturas acerca de ella durante miles de años.
En este sentido debemos
dejar constancia de una curiosa coincidencia de nombres.
El galés y el inglés antiguo situaron en el océano occidental el emplazamiento de su paraíso terrenal, que llamaban Avalan.
Los griegos de la antigüedad situaron la isla más allá de las Columnas de Hércules y la llamaron Atlántida.
El galés y el inglés antiguo situaron en el océano occidental el emplazamiento de su paraíso terrenal, que llamaban Avalan.
Los griegos de la antigüedad situaron la isla más allá de las Columnas de Hércules y la llamaron Atlántida.
Los babilonios ubicaron su paraíso en el
océano occidental y le dieron el nombre de Aralu, mientras los egipcios
colocaron la morada de sus almas "en el extremo occidental, y en el centro
del océano" y lo denominaron, entre otros, con los nombres de Aaru o
Aalu y también Amena.
Las tribus celtas de España
y los vascos conservan las tradiciones de su tierra natal en el océano
occidental, y los galos autóctonos de Francia, especialmente los que habitaban
las regiones más occidentales, conservaban la tradición de que sus antepasados
provenían de algún lugar en el medio del océano occidental, como consecuencia
de una catástrofe que destruyó su tierra de origen.
Los árabes creían que el pueblo de Ad vivió antes de la gran inundación y fue destruido por las aguas como castigo por sus pecados.
Los árabes creían que el pueblo de Ad vivió antes de la gran inundación y fue destruido por las aguas como castigo por sus pecados.
Las antiguas tribus del Norte de África
mantenían las tradiciones de un continente situado al Oeste, y existen noticias
de tribus llamadas Atarantes y Atlantioi, así como un mar
actualmente seco, Attala y, naturalmente, las montañas Atlas.
Cruzando el Atlántico advertimos que en las Islas Canarias (que en teoría constituyen las cumbres montañosas dela
Atlántida ) existen una serie de antiguas cavernas llamadas Atalaya,
cuyos habitantes conservaban, incluso en la época romana, el recuerdo del
hundimiento de la isla-continente.
Cruzando el Atlántico advertimos que en las Islas Canarias (que en teoría constituyen las cumbres montañosas de
Tanto en América del Norte como en
Sudamérica, nos encontramos con una serie de extraordinarias coincidencias. La
mayor parte de las tribus indígenas conservan leyendas que dicen que su origen
está en Oriente o que obtuvieron los adelantos de la civilización de unos
superhombres llegados desde un continente oriental .
El pueblo azteca conservó el
nombre de su tierra de erigen: Aztlán, y la palabra misma, azteca, es una
derivación de Aztlán.
En el idioma azteca (náhuatl), atl significa
"agua" y la misma palabra tiene igual significado en el lenguaje
beréber del norte de África. Quetzalcóatl, dios de los aztecas y de otros
pueblos mexicanos, era según se dice un hombre blanco, que usaba barba y llegó
al valle de México desde el océano, volviendo a Tlapallan una vez concluida su
misión civilizadora.
En su libro sagrado, los
maya- quichés se refieren al país oriental donde en un tiempo habían vivido
como si fuera un verdadero paraíso, "en el que blancos y negros vivieron
en paz" hasta que el dios Hurakan (huracán) se enfureció e inundó la
tierra.
Cuando los conquistadores
españoles exploraron Venezuela por primera vez encontraron un reducto
denominado Atlán, que estaba poblado por indios blancos (o que a los españoles
les parecieron blancos), cuyos antepasados eran sobrevivientes, según decían,
de una tierra inundada.
Sabemos con certeza que algunos de los documentos relacionados con la Atlántida se perdieron,
porque varias de las referencias de que disponemos aluden a otros más
completos, que se han extraviado.
Aparte de la destrucción general de los manuscritos griegos y romanos
que tuvo lugar durante las invasiones de los bárbaros, una parte importante de
la literatura clásica fue sistemáticamente eliminada, algunas veces por los
mismos pueblos que la heredaron.
El papa san Gregorio Magno, por ejemplo, ordenó la destrucción de la literatura clásica, "por temor a que distraiga a los fieles de la contemplación del cielo".
El papa san Gregorio Magno, por ejemplo, ordenó la destrucción de la literatura clásica, "por temor a que distraiga a los fieles de la contemplación del cielo".
(La Iglesia)
como siempre.. Siempre tratando
de esconder,o de ocultar.
Es mi opinión.
Es mi opinión.
Amru, el conquistador musulmán
de Alejandría, donde se hallaba la mayor biblioteca de la Antigüedad —más de un
millón de volúmenes— utilizó los rollos de manuscritos de los clásicos como
combustible para calentar los cuatro mil baños de la ciudad durante seis meses.
Amru argumentó que si los
libros antiguos contenían información ya existente en el Corán, eran superfluos,
y si la que encerraban no estaba allí, no tenía valor alguno para los
verdaderos creyentes.
Nadie sabe qué referencias a la Atlántida pueden haber ido a parar al agua
caliente de los baños de los conquistadores árabes, ya que Alejandría era tanto
un centro científico como literario.
Los conquistadores españoles
del Nuevo Mundo continuaron esta destrucción de antiguos documentos.
El obispo Landa destruyó todos
los escritos mayas que pudo encontrar en la península del Yucatán, con la
excepción de unos se que ahora se guardan en museos europeos.
Los mayas podrían haber
proporcionado alguna información valiosa acerca del continente perdido, dado su origen y sus sorprendentes conocimientos científicos. Ello podría
ocurrir todavía, si se descubriesen nuevos documentos.
Aun cuando los escritos antiguos se han
perdido, no faltan las obras modernas sobre la Atlántida.
Se han publicado alrededor
de cinco mil libros y folletos en los principales idiomas del mundo, en su
mayoría en los últimos 150 años.
Entre los miles de libros escritos en el
pasado siglo y medio hay un pasaje en la obra de Ignatius Donnelly que merece
ser citado como muestra típica de la firme creencia de muchos en la existencia
de un continente atlántico, cuna de la civilización.
Donnelly presentó al comienzo de su obra, publicada en 1882, trece proposiciones que todavía se distinguen por su fuerza, originalidad y sobre todo por su tono de absoluta certeza.
Donnelly presentó al comienzo de su obra, publicada en 1882, trece proposiciones que todavía se distinguen por su fuerza, originalidad y sobre todo por su tono de absoluta certeza.
Son las siguientes:
1. Que en una época existió,
frente a la boca del Mediterráneo, en el océano Atlántico, una gran isla que
era lo que quedaba de un continente conocido por los antiguos con el nombre de Atlántida.
2. Que la descripción que de dicha isla hizo
Platón no es fábula, como se ha supuesto durante mucho tiempo, sino historia
real.
3. Que la Atlántida fue el lugar en donde el hombre se
elevó por vez primera de un estado de barbarie a la civilización.
4. Que con el discurrir del tiempo la isla se
convirtió en una nación poderosa y muy poblada. La gran densidad demográfica
impulsó a los viajes, lo que hizo posible que las costas del Golfo de México,
de los ríos Missisipi y Amazonas, las del Pacífico en Sudamérica, las del
Occidente de Europa y África, las del Báltico, el Mar Negro y el Caspio fueran
pobladas por comunidades civilizadas.
5. Que fue el verdadero mundo antidiluviano y
también el Jardín del Edén; los jardines de las Hespérides; los Campos Elíseos;
los Jardines de Alcino; el Olimpo; el Asgar de las tradiciones de los pueblos
antiguos; que, en fin, representa el recuerdo universal de una tierra
grandiosa, donde la
Humanidad primitiva residió durante mucho tiempo en paz y
felicidad.
6. Que los dioses y diosas de los antiguos
griegos, fenicios, hindúes y escandinavos eran sencillamente los reyes, reinas
y héroes de la Atlántida
y que los actos que les atribuye la mitología son rememoraciones confusas de
hechos históricos verdaderos.
7. Que las mitologías de Egipto y Perú
representan la religión original de la Atlántida ; es decir, la adoración del Sol.
8. Que la colonia más antigua establecida por
los atlantes estuvo probablemente en Egipto, cuya civilización reprodujo la de
la gran isla.
9. Que los utensilios de la Edad del Bronce de Europa
derivan de la Atlántida ,
y que los atlantes fueron también los primeros que trabajaron el hierro.
10. Que el alfabeto fenicio, padre de todos los
europeos, proviene del que ya se utilizaba en la isla-continente.
11. Que la Atlántida fue el lugar de asentamiento original
del gran tronco de las naciones arias o indoeuropeas, al igual que el de los
pueblos semitas, y posiblemente también de las razas turanias.
12. Que la Atlántida sucumbió en medio de una terrible
convulsión de la Naturaleza ,
en que la isla entera se hundió en el océano, con casi todos sus habitantes.
13. Que sólo algunas personas escaparon en barcos o
balsas, llevando a las naciones de Oriente y Occidente las noticias sobre la
horrible catástrofe, que han llegado hasta nuestra época bajo la forma de las
leyendas de la Inundación
y el Diluvio que existen en los distintos pueblos del viejo y el nuevo mundo.
El original fue quemado por los españoles en
la época de la conquista, pero luego el texto fue transcrito de memoria al
alfabeto latino.
Esta leyenda maya dice: "Luego las aguas fueron agitadas por voluntad del Corazón del Cielo (Hurakán) y una gran inundación se abatió sobre las cabezas de estas criaturas... Quedaron sumergidas, y desde el cielo cayó una sustancia espesa como resina... la faz dela Tierra se oscureció y se
desencadenó una lluvia torrencial que siguió cayendo día y noche... Se escuchó
un gran ruido sobre sus cabezas, un estruendo como producido por el fuego.
Luego se vio a hombres que corrían y se empujaban, desesperados, querían trepar sobre sus casas y las casas caían a tierra dando tumbos, trataban de subir a las grutas (cavernas) y las grutas se cerraban ante ellos... Agua y fuego contribuyeron a la ruina universal, en la época del último gran cataclismo que precedió a la cuarta creación..."
Esta leyenda maya dice: "Luego las aguas fueron agitadas por voluntad del Corazón del Cielo (Hurakán) y una gran inundación se abatió sobre las cabezas de estas criaturas... Quedaron sumergidas, y desde el cielo cayó una sustancia espesa como resina... la faz de
Luego se vio a hombres que corrían y se empujaban, desesperados, querían trepar sobre sus casas y las casas caían a tierra dando tumbos, trataban de subir a las grutas (cavernas) y las grutas se cerraban ante ellos... Agua y fuego contribuyeron a la ruina universal, en la época del último gran cataclismo que precedió a la cuarta creación..."
Los primeros exploradores de América del
Norte consiguieron transcribir la siguiente leyenda de las tribus indígenas que
vivían en torno a los grandes lagos:
"En épocas pasadas, el padre de las tribus indígenas vivía en dirección al sol naciente. Cuando le advirtieron en un sueño que iba a desencadenarse un diluvio sobre la tierra, construyó una balsa, en la que se salvó junto a su familia y todos los animales.
Estuvo flotando de esta manera durante varios meses. Los animales, que en esa época podían hablar, se quejaban abiertamente y murmuraban contra él. Por fin apareció una nueva tierra, en la que desembarcó con todos los animales, que desde aquel momento perdieron el habla, como castigo por sus murmuraciones contra su salvador".
"En épocas pasadas, el padre de las tribus indígenas vivía en dirección al sol naciente. Cuando le advirtieron en un sueño que iba a desencadenarse un diluvio sobre la tierra, construyó una balsa, en la que se salvó junto a su familia y todos los animales.
Estuvo flotando de esta manera durante varios meses. Los animales, que en esa época podían hablar, se quejaban abiertamente y murmuraban contra él. Por fin apareció una nueva tierra, en la que desembarcó con todos los animales, que desde aquel momento perdieron el habla, como castigo por sus murmuraciones contra su salvador".
George Catlin, uno de los primeros
estudiosos de los indios de los Estados Unidos, cita una leyenda cuyo principal
protagonista es conocido como "el único hombre" que
"viajaba" por la aldea, se detenía frente a cada vivienda y gritaba
hasta que el propietario salía y preguntaba qué ocurría.
Entonces, el visitante respondía relatando "la terrible catástrofe que se había abatido sobrela Tierra , debido al
desbordamiento de las aguas" y decía que era la " única persona que
se había salvado de la calamidad universal", que había atracado su gran
canoa junto a una gran montaña situada al Oeste, donde ahora vivía, que había
venido para instalar una tienda a la que cada uno de los dueños de las casas de
la tribu debía llevar una herramienta afilada con el objeto de destruir la
tienda, ofreciéndola como sacrificio a las aguas, ya que con herramientas
afiladas se construyó la gran canoa y si no se hiciera así, habrá otra
inundación y nadie se salvará.
Entonces, el visitante respondía relatando "la terrible catástrofe que se había abatido sobre
Los indios chibchas, de Colombia,
conservan una leyenda según la cual el diluvio fue causado por el dios
Chibchacun, a quien Bochica, el principal dios y maestro civilizador, castigó
obligándole a llevar para siempre la tierra sobre las espaldas. Los chibchas
dicen también que los terremotos se producen cuando Chibchacun pierde el
equilibrio.
(En la leyenda griega, Atlas soportaba sobre sus espaldas el peso del cielo y ocasionalmente también el del mundo.) En la leyenda chibcha sobre la inundación existe otra notable analogía con la leyenda griega. Con el fin de liberarse de las aguas que inundaron la tierra después del diluvio, Bochica abrió un agujero en la tierra, en Tequendama, algo semejante a lo que ocurrió con las aguas de la inundación de la leyenda griega, que desaparecieron por el orificio de Bambice.
(En la leyenda griega, Atlas soportaba sobre sus espaldas el peso del cielo y ocasionalmente también el del mundo.) En la leyenda chibcha sobre la inundación existe otra notable analogía con la leyenda griega. Con el fin de liberarse de las aguas que inundaron la tierra después del diluvio, Bochica abrió un agujero en la tierra, en Tequendama, algo semejante a lo que ocurrió con las aguas de la inundación de la leyenda griega, que desaparecieron por el orificio de Bambice.
Estas leyendas son en general tan
similares a las nuestras, que resulta difícil pensar que eran habituales antes
de la llegada del hombre blanco al Nuevo Mundo.
Los invasores españoles del Perú descubrieron que la mayoría de los habitantes del imperio inca creían que había habido una gran inundación, en la que perecieron todos los hombres, con excepción de algunos a quienes el Creador salvó especialmente para repoblar el mundo.
Los invasores españoles del Perú descubrieron que la mayoría de los habitantes del imperio inca creían que había habido una gran inundación, en la que perecieron todos los hombres, con excepción de algunos a quienes el Creador salvó especialmente para repoblar el mundo.
Una leyenda inca acerca de uno de esos
sobrevivientes señala que conoció la proximidad de la inundación al observar
que sus rebaños de llamas miraban hacia el cielo fijamente y con gran tristeza.
Avisado por estas señales, pudo trepar a una alta montaña, donde él y su
familia se pusieron a salvo de las aguas. Otra leyenda inca afirma que la
duración de las lluvias fue de sesenta días y sesenta noches, es decir, veinte
más que los que se mencionan en la
Biblia.
En la costa oriental de Sudamérica, los indios guaraníes conservan una leyenda que dice que, al comenzar las lluvias que
habrían de cubrir la tierra, Tamenderé permaneció en el valle, en lugar de
subir a la montaña con sus compañeros.
Cuando se elevó el nivel de las aguas, trepó a una palmera y se dedicó a comer fruta mientras esperaba. Pero las aguas siguieron subiendo, la palmera fue arrancada de raíz y él y su familia navegaron sobre ella mientras la tierra, el bosque y finalmente las montañas desaparecían. Dios detuvo las aguas cuando tocaron el cielo y Tamenderé, que ahora había flotado hasta la cumbre de una montaña, descendió al escuchar el ruido de las alas de un pájaro celestial, señal de que las aguas se estaban retirando y comenzó a repoblar la tierra.
Cuando se elevó el nivel de las aguas, trepó a una palmera y se dedicó a comer fruta mientras esperaba. Pero las aguas siguieron subiendo, la palmera fue arrancada de raíz y él y su familia navegaron sobre ella mientras la tierra, el bosque y finalmente las montañas desaparecían. Dios detuvo las aguas cuando tocaron el cielo y Tamenderé, que ahora había flotado hasta la cumbre de una montaña, descendió al escuchar el ruido de las alas de un pájaro celestial, señal de que las aguas se estaban retirando y comenzó a repoblar la tierra.
Los Noés del Mediterráneo, de Europa y del
Oriente Medio nos son más conocidos, gracias a documentos escritos. Por
ejemplo,Utnapishtim,de Babilonia; Baisbasbate, el sobreviviente de la
inundación de que se habla en el Mahábarata,
de la India ;
Yima, de la leyenda persa, y Deucalión, de la mitología griega,
que repoblaron la tierra arrojando piedras que se convirtieron en hombres.
Aparentemente, no hubo un solo Noé sino muchos, cada uno de los cuales, según
la tradición, ignoraba la existencia de los otros.
En todos estos casos, la
razón por la que se produjo el diluvio es casi siempre la misma: la Humanidad se tornó
malvada y Dios decidió destruirla. Pero, al mismo tiempo, resolvió que una
buena pareja o una familia volvieran a empezar.